sábado, 9 de noviembre de 2013

Sobre el Walhalla, Wieland y Wall Street.

A medida que se iban publicando las primeras fotografías del Anillo de Frank Castorf (esa nueva producción que coincidía con el bicentenario de Wagner) y se oían los habituales rasgados de vestiduras una de aquellas imágenes me impactó especialmente. En concreto fue ésta, que relacioné inequivocamente con esta célebre portada de Der Spiegel:
















En la primera fotografía observamos el mercado de valores de Nueva York, como decorado para el Ocaso de los dioses en la producción de Castorf de este año, que tanta polémica ha despertado(me pregunto yo qué esperaban de la actual dirección del festival). En la segunda una portada de Der Spiegel de julio de 1965, con un retrato de Wieland y con el subtítulo "Desde el Walhalla a Wall Street".

Dejando a parte la valoración del trabajo de Castorf en Bayreuth, que no he visto, y sin querer entrar en juicios estético vacíos la asociación de ideas parecía servida: Wieland con sus rompedores montajes abrió la caja de Pandora al Kozept que ahora mismo inunda la puesta en escena de Wagner y, en consecuencia, él es el responsable de que Castorf monte el Nibelheim en un negocio de kebab, o de los ratones en el Lohengrin de la producción de Neuenfels.

En realidad (y por desgracia) ese prejuicio está bastante extendido.Analizando detenidamente la obra y los textos de Wieland y a través de las fotografías, críticas (positivas y negativas) de la época y los testimonios de todos los que fueron testigos de su trabajo apuntan entra dirección.

Para entender esto debemos escarbar en los diarios de Cosima, fuente inagotable de información aunque a veces contradictoria, siempre interesante de los puntos de vista del compositor. Éstos no son siempre coincidentes, encontrándose en ellos frecuentemente las contradicciones que poblaron la existencia del maestro.

Lo cierto es que las abundantes quejas por falta de fidelidad a sus instrucciones son frecuentes, aunque contase con los más reputados profesionales para las presentaciones del Oro y Walkyria en la corte de Munich. Incluso en Bayreuth, cuando ya podía manejar con plena libertad artística (que no económica) los hilos de sus obras la insatisfacción con el resultado escénico se hacía palpable:

"- ¡No mire demasiado la escena, concéntrese en la música!" Le decía enfadado a su amiga Malwida von Meysenburg.

Tras un ensayo de Parsifal y después expresar que las armaduras de los caballeros, los disfraces de Kundry y las ajadas muchachas flor le causaban espanto, confesó a su fiel Cosima que "Tras haber inventado la orquesta invisible desearía inventar el teatro invisible".


Parsifal, acto primero.
Wieland se ciñó a esas dos ideas; la primera: la música y el texto de Wagner son tan elocuentes y sugerentes en su planteamiento que toda puesta en escena siempre nos decepcionará por no encontrarse ésta a la altura de los fabulosos parajes emocionales evocados por el foso. Por tanto la escena debe reflejar estados de ánimo, conflictos universales, pasiones eternas. La localización temporal atenta contra esta idea y Wieland buscará una antigüedad intemporal e imprecisa. Por tanto la localización excesivamente concreta, como la que vemos en Castorf se nos presenta como diametralmente contraria a los planteamientos de Wieland.







Siegfried, acto segundo.
La segunda y llevada a cabo por Wieland durante la primera etapa de su carrera planteaba un Parsifal, sus bosques sugeridos y su rojos tentadores recogía esa intención de devolver al Festival Escénico Sacro su categoría de experiencia espiritual de primer orden, para alejarla de los parámetros del teatro deimonónico que el mismo Wagner reformó. Ésto no tiene nada que ver con el Parsifal de Herheim, fascinante aunque recargado de mensajes de todo tipo.
"aligeramiento" de todo elemento artificioso que sobrecargase la escena y que, por ende, condujese al espectador a la distracción. Pensemos que Bayreuth y sus costumbres están diseñados, como una maquinaria perfecta, para evitar que el público se distraiga de lo que ocurre en el escenario. Se nos ha privado de la visión de todo lo superfluo: el teatro en sí, el público, la orquesta tampoco se ve. Por lo tanto Wieland con sus sombras chinescas y su oscuridad casi absoluta en

Por lo tanto, Wieland planteaba que la obra de Wagner denunciaba el salvaje capitalismo que amenazaba con devorarlo todo en la Revolución Industrial (como muy bien expuso en esa obra capital de la literatura sobre el compositor que es El perfecto wagneriano de Bernard-Shaw) y que en el s.XX era bien palapable en elementos como la bolsa de Nueva York. De ahí a incluirla en la escena va un abismo que atenta contra la libre sugerencia de las ideas y contra el sentido de atemporalidad.

Afirmar que Wieland abrió la puerta del Konzept y de la puestas en escena contemporánea es desconocer profundamente sus principios estéticos y su primordial intención, que fue la de servir a la música de su abuelo en las mejores condiciones posibles.

Siegrfied, acto tercero.




*Imágenes extraídas de diferentes blogs, foros y sitios web.


jueves, 7 de noviembre de 2013

Mosaico de Discos: Tristan und Isolde, 1966, Deutsche Grammophon / Philips






Birgit Nilsson (Isolde)
Wolfgang Windgassen (Tristan)
Christa Ludwig (Brangäne)
Martti Talvela (König Marke)
Eberhard Wächter (Kurwenal)
Claude Heater (Melot)
Erwin Wohlfahrt (Ein Hirt)
Gerd Nienstedt (Ein Steuermann)
Peter Schreier (Ein junger Seeman)

Chor und Orchester der Bayreuther Festspiele

Karl Böhm

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Mi primer Tristán en disco, para ser sincero en casette, fue esta espléndida grabación presentada por varios sellos pirata y dos oficiales: Deutsche Grammophon y Philips (formando parte de su desigual Wagner Edition). Evidentemente han cambiado mucho las cosas desde aquella primera audición, pero lo que no podía sospechar con 16 años era que aquellas cintas contenían la que iba a ser mi ópera favorita con diferencia.

Con Wieland Wagner muy enfermo y ausente de los ensayos (moriría en octubre de ese mismo año) en el año 1966 se consiguió la justa conjunción de todos los mimbres que había labrado Wieland en años anteriores. La labor de Karl Böhm, ideal para Wieland, por su ligereza y claridad en la interpretación de las obras de su abuelo, era perfecta para desentrañar el filtro de amor y de pasión desenfrenada ya que otra cosa no es Tritán e Isolde. La puesta en escena de Wieland se había perfeccionado y realmente se trataba de la única puesta en escena de Tristán del Nuevo Bayreuth que podía satisfacer a medias al insatisfecho crónico, Wieland. Estilizada puesta en escena, con símbolos atávicos de inspiración fálica, que dotaban la escena de un carácter psicológico más que real, todo bañado por intensas tonalidades verdes, rojas y azules. Vestuario de cuero, a la vez antiguo, a la vez intemporal*. La madurez de Wieland se plasmaba en esta obra y el disco que comentamos es el mejor testimonio de ello.

En el terreno vocal Birgit Nilsson interpretaba a la Isolda enamorada ideada por el nieto de Wagner (Mödl había sido la apasionada y Varnay la vengativa). En realidad esta era una manera de templar el metal que en un principio él mismo consideraba poco adecuado para Isolda (así lo afirma la Nilsson en sus memorias). El hecho de encontrarse enamorada hasta los tuétanos desde el primer compas de la obra, suaviza lo que podría haber sido un carácter vocal demasiado fiero para la heroína, constituyendo uno de los hitos de la carrera de la sueca. Que la Nilsson no nació cantando Isolda con esta calidad nos lo prueban multitud de grabaciones anteriores, pero lo cierto es que en esta consigue el punto justo entre el arrojo natural de una voz rivilegiada por la naturaleza y un temple interpretativo y emocional que termina de perfilar el rol. En definitiva, la mejor Isolda del disco (la Flagstad está soberbia, pero quizás algo marmorea). Wolfgang Windgassen efectivamente no posee ya la exuberancia y frescura vocal de su partenaire, pero lo suple con un dominio de la parte magistral. Que era un actor consumado no lo va a revelar ya nadie, se da por hecho cuando uno oye algunas frases del tercer acto, todo dolor, todo agonía. Como ya apuntaba en la opinión de la grabación de Bayreuth del '58, parece como si el llegar algo más fatigado vocalmente de la cuenta al tercer acto diese sentido al personaje y a la situación.

La Brangania de Christa Ludwig es sencillamente perfecta. No se puede cantar mejor la parte. Qué timbre, qué nobleza en la emisión, qué advertencia nos regala la señora. El contrapunto con la voz de Nilsson se muestra ideal en esta toma sonora. Marti Talvela ya llevaba unos años interpretando las partes de bajo profundo de la Verde Colina (desde el '62, como Titurel) y aquí se muestra deslumbrante, luciendo un timbre de bajo auténtico. Sin problemas vocales de ningún tipo, todavía joven y descansado ofrece un Rey Marke vital y contrariado.

¿Por qué no decirlo? Siento simpatía por Eberhard Wächter, un cantante del que llevo oyendo discos desde que empecé en esto de la ópera. Su Kurwenal es descarado, altivo y prepotente, pero también extremadamente compasivo y fiel. Servido por una noble voz de barítono, quizá demasiado clara pero que no supone un problema al confrontarla a la de su señor Tristán. El joven marinero que desgrana la canción a su muchacha irlandesa no es otro que Peter Schreier, que cumple con creces dicho cometido.

En definitiva tenemos la plasmación fonográfica de uno de los milagros que dio de sí el Nuevo Bayreuth, el año del óbito de su principal impulsor creativo: Wieland Wagner.

* Existe un video de 1967, un año después de su muerte, desde Osaka con la escenografía algo modificada, sobre todo la del acto tercero. Dicho video da buena muestra de lo que pudo ser esta función (aunque el blanco y negro mate la base de arte, el juego cromático y lumínico y la calidad de imagen sea peor que mala).





domingo, 21 de julio de 2013

Mosaico de discos: Der fliegende Holländer, 1955, Orfeo.

 

  Image 1

Hermann Uhde - Der Holländer

Ludwig Weber - Daland

Astrid Varnay - Senta

Wolfgang Windgassen - Erik

Elisabeth Schärtel - Mary

Josef Traxel - Der Steuermann

Chor und Orchester der Bayreuther Festspiele 

Choreinstudierung: Wilhelm Pitz

 Hans Knappertsbusch

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La siguiente edición de Orfeo, dentro de su excelente serie Bayreuther Festpiele Live, publica un evento de primera magnitud para el discófilo wagneriano, a saber, el Holandés de Knappertsbusch del año de 1955, único documento del kapellmeister en dicha obra. Como las restantes ediciones de la serie ya había aparecido en otros sellos (Golden Melodram, Walhall, Urania ...) pero esta vez tenemos el aliciente de que la publicación está basada en las cintas originales de la radio bávara, con la consiguiente mejora del sonido que , sin ser espectacular, mejora las ediciones precedentes. Evidentemente tenemos el molesto timbre en la obertura y los sonidos de escena en el monólogo del Holandés, pero ¡qué importa Cuando la Knappertsbusch hace magia con la batuta!

En 1955 Wolfgang presentaba su producción del Holandés Errante, con el velamen de la nave proyectado sobre el fondo del escenario que iba aproximándose a medida que la acción avanzaba. En lo musical las funciones y los ensayos se repartieron entre Keilberth y Knappertsbusch, en realidad éste último sólo se hizo cargo del ensayo general. Las tres primeras funciones fueron para Keilberth, las tres últimas para Kna. De las funciones de Keilberth contamos con un excelente registro ¡STEREO! realizado experimentalmente por Decca y publicado hace unos años por Testament. Si ese registro es una fiesta para los sentidos y permite al oyente hacerse una idea de lo que pudo haber sonado en el festpielhaus aquella noche, los de Kna supone una experiencia mística. Los tempi mucho más lentos de este último (Keilberth 140 min. / 153 Kna) no permiten que la tensión decaiga un instante, muy al contrario se recrea en cada detalle y en cada matiz, permitiendo una recreación atmosférica nobilísima. El aroma del mar embravecido salpica inunda todas las escenas marinas, es contagiosa la borrachera de los marineros celebrando su llegada a puerto y terriblemente sombría, casi negra, la participación de la tripulación fantasma del Holandés.
En general los intérpretes ofrecen unas prestaciones más que notables. Uhde no es Hotter (se echa en falta) pero su desesperación es palpable y la guturalidad de la voz le da un toque de ultratumba que favorecía y mucho la concepción del personaje. Varnay es una espléndida Senta, señorial y poderosa, capaz de morir por amor y dejarse llevar por la pasión más disparatada, aunque su canto no sea el más puro ni falta que le hace. El Daland de Ludwig Weber no juega a la metafísica escénica ofreciendo matices inesperados, se limita a exhibir una voz de una nobleza notabilísima y una línea de canto impoluta. Wolfgang Windgassen encarnó en esta representación a Erik y aquí está la gran diferencia entre el registro de Keilberth y el de Kna: en la del primero se encargó del papel Rudolf Lustig, de feo color vocal y paupérrima intención fraseadora. Windgassen se muestra espléndido como pocos, luce una voz ideal para el rol, haciéndonos algo más amable la escucha de un personaje bastante antipático, como lo es Erik. La Mary de Elisabeth Schärtel algo pasadita de años pero encarnando una matronil aya. Los coros aunque no se cite en el librito, estuvieron genialmente dirigidos por Wilhelm Pitz. Pocas veces se escuchan unos coros tan matizados, tan variados en su intención como en este Holandés.

La edición, en la línea de toda esta serie dedicada a Bayreuth, aparece sin libreto, sólo con un librito en su interior profusamente decorado y con un ensayo de Peter Emmerich y una sinopsis de la trama, ambos en alemán, francés e inglés. En la primera página (y en estos tres idiomas) presentan la grabación y nos comentan la edición las actuales directoras del festival Eva y Katharina.

Pese a su precio esta grabación merece su adquisición y su disfrute en casa. 
Por la calidad de sonido no podemos ponerle más que cuatro cabezones:





miércoles, 12 de junio de 2013

Mosaico de discos: Tristan und Isolde, 1962, MYTO.

 
Tristan - Wolfgang Windgassen 
Isolda - Birgit Nilsson 
König Marke - Josef Greindl
Kurwenal - Eberhard Waechter 
Melot - Niels Möller 
Brangäne - Kerstin Meyer 
Ein Hirt - Gerhard Stolze 
Ein Steuermann - Hans-Hanno Daum 
Ein junger Seemann - Georg Paskuda 
Chor und Orchester der Bayreuther Festspiele 
Choreinstudierung: Wilhelm Pitz 
KARL BÖHM 
 
Festspielhaus, Bayreuth, 24 Aug. 1962. 
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Poco a poco el blog va tomando forma. Por favor hacedme saber cualquier carencia o error que observéis porque estoy aprendiendo todo desde cero. 

Una de las funciones de este blog es la de difundir las novedades wagnerianas que vayan apareciendo en el mercado discográfrico así que comenzamos con la primera, este FA-BU-LO-SO Tristán e Isolda aparecido el mes pasado en el mercado, dentro de las celebraciones del 200 aniversario del nacimiento de Richard Wagner.

24 de agosto de 1962. Pocos de entre el variopinto público reunido aquella tarde en el Festspielhaus sospechaban que el espectáculo que iban a presenciar aquella tarde entraría en la historia del teatro del siglo XX. Wieland presentaba su segundo acercamiento (el primero se produjo en 1952) y parecía en 1962 que no quedaba más que repetirse en sus ideas.
Nada más alejado de la reaidad pues el director de escena ofreció una revolución total en el planteamiento simbólico y visual de la ópera. Los monolitos, la iluminación y la interpretación de los cantantes llevaron el drama de Richard Wagner a una nueva dimensión hasta entonces desconocida.

Por desgracia no contamos con demasiados testimonios visuales de esta producción pero sí con el audio de dicha producción histórica. Golden Melodram ya había difundido el documento allá por abril de 2005, en una cuidada edición pero que contaba con un sonido bastante borroso.Ahora Myto, en su serie Historical Line nos ofrece la misma representación con mayor claridad en el reprocesado. Por desgracia la presencia continuada deun timbre (o algo parecido) enturbia bastante el resultado final. La presentación es bastante espartana, como suele ser habitual en estas ediciones y el precio se beneficia de dicha circuntancia: los tres cd vienen presentados en una caja de plástico, sin cubierta de cartón, sin libreto y sin fecha exacta de la toma. Incluye un par de fotos en el interior (de Greindl y Wachter) pero ninguna de las féminas. Tampoco ofrece información sobre las duraciones de los cd.

Desde el punto de vista artístico la cosa no pudo ir mejor: Böhm imprimió su visión clara y ágil a la partitura, deslumbrante en los finales de acto tocados de una arrebatadora pasión. Nilsson supone el plato fuerte de la velada. Las bondades de su Isolda es conocida por todos pero en 1962 nacía al mundo una visión diferente del personaje: la Isolda enamorada, que diríaWieland. Hasta entonces Nilsson concebía el primer acto como "Nur hass", en palabras de la propia soprano (que había aprendido el papel de Rudolf  Hartmann). A partir de 1962 con las indicaciones de Wieland el personaje se dulcifica en la voz de la sueca, ganando en riqueza de matices y en belleza todo el conjunto. Los ataques al agudo, las exhortaciones a Tristán en el dúo de amor y la Muerte de amor del acto tercero constituyen placeres irrenunciables para el aficionado. Más de uno pensará que todo eso ya lo hizo en la celebérrima grabación de D.G. en 1966 y efectivamente la potencia y la belleza están también allí presentes, pero aquí podemos encontrarla en estado primigenio, con las indicaciones de Wieland aun frescas y en riguroso directo (la grabación del 66 es el resultado de mezclar varias funciones y el ensayo general).

Windgassen ofrece su portentoso Tristán, dramático, desesperado e intelectualizado. Toda una creación la que nos ofrece el suevo no exenta de polémica: tras su entrada en el acto segundo la voz de Windgassen se vuelve casi inaudible, como si le faltara el resuello para oponerse a Nilsson y dicha circunstancia se prolonga durante buena parte del dúo de amor. Afortunadamente nos ofrece su Tristán colosal en el último acto. El cansancio es evidente pero la talla artística de este hombre supera cansancio y limitaciones tímbricas.

Josef Greindl ya no estaba para muchos Marke y se nota. La voz presenta durezas, falta de brillo y cierta nasalidad, pero de nuevo encontramos a un  gran artista que supera las limitaciones impuestas por el implacable paso del tiempo y ofrece un rey Marke maduro y de tintes rocosos en la voz.

La Brangania de Kerstin Mayer sorprende también por su dramatismo, su grito en el acto segundo tras ser ¿sorprendida? por Melot y Marke resulta sobrecogedor (CD2, corte 11). Eberhard Waechter ofrece lo mejor de su arte que no es poco, en una creación inmejorable de Kurwenal. El vienés recrea a un impetuoso y juvenil escudero, fiel e impetuoso hasta su propio final. Una maravillosa creación que no repetirá con el mismo grado de intensidad en la grabación antes comentada de 1966.
El pastor de Gerhard es todo un lujo aunque el particular estilo del cantante resulte algo chocante con el carácter bucólico del personaje (¡y pensar que Wieland lo quería como Tristán junto a la Isolda de Silja en estas funciones!).

En definitiva una fabulosa versión, complementaria de la de 1966 al ofrecer un carácter aún más vívido que la primera.

Por el sonido (en concreto el molesto pitido) no se lleva los 5 cabezones.

P.D.: Si alguien piensa en adquirirla y quiere saber algo más sobre la grabación no dude en contactar conmigo.

Valoración global: (4 de 5 cabezones)



domingo, 9 de junio de 2013

¡Bienvenidos!


Con estos pocos segundos de la interpretación de Rysanek en el Holandés de 1959 os doy a todos la bienvenida a mi blog.

La intención principal de esta página es ir compartiendo con todo aquel que esté interesado todo el material relacionado con el Nuevo Bayreuth.

Para los que no lo sepáis: por Nuevo Bayreuth se entiende la etapa del Festival Wagner por excelencia comprendida entre 1951, año de la reapertura tras la pausa que supuso la Segunda Guerra Mundial y 1966, año en el que muere el genio intelectual del periodo, Wieland Wagner.

La fascinante historia de lo que ocurrió entre estos dos años merece ser contada con todo lujo de detalles por lo que os invito a que participéis con todo lo que encontréis sobre el tema.

Por mi parte os anuncio que en breve publicaré mi ensayo sobre el tema.

¡SED BIENVENIDOS!